miércoles, 28 de marzo de 2007

Módulo 2: Historia de Chile



Descubrimiento y Conquista de Chile

Descubrimiento desde el mar austral: la empresa de circunnavegación del globo de Hernando de Magallanes

Portugal era dueño de Brasil, pero España tenía el dominio del Océano Pacífico. Sin embargo, faltaba hallar el canal que permitiera el paso de un océano a otro y poder, entonces, llegar a la India por la vía de América sin necesidad de costear el África y doblar el Cabo de Buena Esperanza. La búsqueda del paso interoceánico era preocupación esencial de España y Portugal.

En este contexto se presenta a la corte española el hidalgo portugués Hernando de Magallanes, y logra obtener apoyo financiero para ir a las islas Molucas por la ruta de Sudamérica. Para llegar a destino debía, primero, descubrir un paso interoceánico.

Con cinco carabelas y cerca de 400 hombres, Magallanes salió de San Lúcar de Barrameda en Septiembre de 1519. En diciembre llegaba a la bahía de Río de Janeiro; en enero, divisa el centro de Montevideo; en marzo llegaba al sector de San Julián en la Patagonia, donde decidió pasar el invierno. Por esos momentos la soledad, el hambre y el rigor de la navegación suscitaron descontentos que se expresaron en un motín, duramente aplastado por el capitán portugués.

Meses más tarde, luego de varios intentos frustrados y decenas de exploraciones, descubre el estrecho que con el tiempo llevaría su nombre: era el 1° de Noviembre de 1520 y lo bautizó como Estrecho de Todos los Santos.

La posteridad conservó los nombres que diera Magallanes a las comarcas adyacentes al estrecho. Éste fue el único que no mantuvo el nombre que le diera su descubridor. Las grandes huellas sobre la arena indujo al navegante a llamar a los habitantes de la zona como patagones. Desde entonces la región de llanos al norte del estrecho recibió el nombre de Patagonia. De otro lado, Tierra del Fuego se llamó al área situada al sur del estrecho, donde se habían situado muchas fogatas. Al Mar del Sur, Magallanes lo llamó Pacífico por la calma de aquellos días.

Después de salir del estrecho, la expedición prosiguió hacia el norte, torciendo al noroeste a la altura de las islas Juan Fernández, internándose en el Océano Pacífico que le llevó al Asia.

Las islas Marianas y las Filipinas fueron otros descubrimientos de Magallanes. Más adelante, el navegante murió en la zona tras enfrentarse con un grupo de indígenas. Su última nave, La Victoria, luego de dar la vuelta al África y completar el primer viaje alrededor del globo, entró en Lúcar de Barrameda en septiembre de 1522, al mando de Juan Sebastián Elcano.

Descubrimiento de Chile

La conquista del Perú se ligó a Chile íntimamente en sus consecuencias. Una vez asentados los castellanos en él, Perú se transformó en un centro dinámico de la expansión conquistadora. Cuando aún no concluía el sometimiento de los incas, Francisco Pizarro y Diego de Almagro enviaron un emisario a España a dar cuenta al monarca de su acción conquistadora y a pedir diversas concesiones. En relación a estas últimas en 1534, el emperador Carlos V dividió la América meridional en varias gobernaciones. A la gobernación de Pizarro -Nueva Castilla- agregó 70 leguas, prolongándola hasta las inmediaciones del Cuzco. Seguía la gobernación de Nueva Toledo, otorgada a Almagro, que comprendía desde la latitud de las islas Chinchas hasta Taltal, aproximadamente.

Enterado Almagro de la concesión que se le hacía -Nueva Toledo-, se preparó para conquistarla. Desde hacía varios años deseaba conquistar su propio territorio, pese atener una buena situación en el Perú, empañada únicamente por los roces con Francisco Pizarro, con quien disputaba la rica ciudad del Cuzco, postulando cada cual la pertenencia de la ciudad a su propia gobernación.

El deseo de Almagro de dirigirse al sur no obedecía solamente a una decisión personal; era el deseo de varios de sus hombres que no habían alcanzado grandes beneficios en el Perú y pensaban que en Chile encontrarían el oro de sus ansias. Estas expectativas eran alimentadas por los indígenas peruanos, quienes, interesados en desembarazarse de los extraños, presentaban a Chile como un país riquísimo.

La expedición a las tierras australes

Pronto el conquistador reunió un gran número de soldados de entre los recién llegados al Perú y, por cierto, de entre sus amigos y seguidores. Para equipar la expedición, Almagro hubo de hacer enormes gastos.

Listos los preparativos, Almagro salió del Cuzco el 3 de julio de 1535. Marchó por los caminos andinos del altiplano, rodeó enseguida la ribera occidental del Lago Titicaca, atravesó el desaguadero y llegó a Paria. Aquí realizaron diversos preparativos para continuar con el viaje, después de un mes de estadía continuaron el viaje hasta llegar a Tupiza donde los esperaba el príncipe incaico Paullo Tupac y el Villac Umu, quienes tenían la tarea de facilitar a Diego de Almagro la penetración en territorio chileno. De Tupiza los expedicionarios avanzaron en medio de constantes ataques indígenas, hasta Chicoana, en donde debieron esperar que disminuyera la nieve que cubría los pasos cordilleranos. La travesía de la Cordillera se realizó por el paso de San Francisco, frente a Copiapó. Esta travesía fue tremendamente dura. Ante esta situación Almagro decidió adelantarse con veinte hombres a caballo y bajó al valle del Copiapó. La expedición estaba salvada.

El primer español pisaba tierra chilena en 1536 y con él lo hicieron 240 soldados y más de 1500 indígenas.

El territorio chileno en la conquista inicial

Una vez asentado en el valle del Copiapó, el adelantado debió afrontar la hostilidad de los indios de Huasco y Coquimbo, por lo que tuvo que hacer sangrientos escarmientos. Almagro avanzó al sur e instaló su campamento en Aconcagua, en donde encontró uno de los barcos que zarpó desde el Callao.

Diego de Almagro se instaló en el valle del Aconcagua. Luego comenzó la exploración de las regiones cercanas. Juan de Saavedra llegó a una bahía poblada por los indios Changos, a la cual bautizó como Valle del Paraíso (Valparaíso).

El reconocimiento más importante lo realizó el capitán Gómez de Alvarado junto a 80 hombres hasta el río Itata. En el trayecto hubo de combatir contra las lluvias y las inundaciones. Tras encontrar fiera resistencia araucana en el combate de Reinohuelén, donde por primera vez los mapuches y españoles cruzaron armas, Gómez regresó al valle del Aconcagua.

La inexistencia aparente de oro, el atractivo que aún ejercía el Perú, cuyos tesoros y minas no debían estar agotadas, constituyeron las principales motivaciones para regresar.

La triste experiencia sufrida en las alturas andinas llevó a Almagro y a los suyos a elegir una nueva ruta: la del desierto costero. De vuelta en el valle de Copiapó, atravesaran el Despoblado de Atacama hasta la localidad de San Pedro y desde allí prosiguieron hacia el Norte sin tropiezos serios.

En los primeros meses de 1537, sin cumplir la primitiva intención de conquista, la hueste de Almagro llegaba a las cercanías del Cuzco. El retorno de Almagro agravó sus diferencias con Pizarro y sus hermanos. En abril de 1538 las dirimías con las armas en la batalla de Las Salinas. Almagro, postrado por la sífilis, contempló la derrota de los suyos. Una vez en manos de los Pizarro, tras parcial proceso, Almagro fue ejecutado. Sus hombres derrotados y sin jefe ni dinero, fueron burlonamente llamados “Los de Chile”.

La conquista de Chile

Pedro de Valdivia y su expedición a Chile.

La expedición de Diego de Almagro dio fama de pobre a nuestro territorio, pero a pesar de ello un capitán español, maestre de campo de Francisco Pizarro, don Pedro de Valdivia, decidió venir a conquistar Chile.

Después de insistirle a Pizarro, logra el permiso deseado a fines de Abril de 1539. Pizarro lo nombró entonces Teniente de Gobernador en Chile. Una vez conseguida la autorización, Valdivia se dio a la tarea de organizar su empresa. La labor era grande, pues el convencimiento de la pobreza del país y la certeza de que la empresa era temeraria y difícil le cerró las puertas del crédito y, lo que es peor aún, le restó soldados a la formación de su hueste.

Finalmente sólo logró juntar cerca de 10 hombres y una mujer, Inés de Suárez. Las esperanzas parecían esfumarse, mas la decisión de Valdivia no fue derrotada. La primera de las esperanzas que aparecieron en el horizonte de Valdivia, fue haber logrado interesar al comerciante Francisco Martínez, quien aportó la cantidad de 9.827 pesos en mercaderías, a cambio de la mitad de las utilidades que produjera la conquista. La segunda de las esperanzas estaba centrada en conseguir soldados provenientes de las expediciones que fueron hacia el Altiplano, siempre y cuando las dificultades de ellas las hicieran fracasar. Como si esto fuera poco, cuando ya lograba un cierto dominio de la situación, una nueva dificultad se le puso en su camino. Pedro Sancho de la Hoz, antiguo secretario de Pizarro, regresaba de la península trayendo consigo una Real Cédula, que le hacía gobernador de las tierras al sur del Estrecho de Magallanes. Después de varias entrevistas Pizarro logró que Valdivia aceptara a Sancho de la Hoz como socio de la empresa. Mediante contrato, Sancho de la Hoz se comprometió a dar cincuenta caballos, doscientas corazas y dos navíos cargados de mercaderías para el sustento de la empresa.

La marcha hacia Chile.

A comienzos de Enero de 1540, Pedro de Valdivia salía del Cuzco con sólo 11 soldados. Tomó el camino de los desiertos, es decir, el mismo que había recorrido Almagro en su viaje de regreso. En el camino había reclutado a algunos hombres, los que no eran suficientes para continuar con la empresa. Valdivia esperó con paciencia la llegada de refuerzos. Pronto comenzaron a unírseles gente como Rodrigo de Araya, quien venía con 16 hombres; 70 individuos de la recién abortada expedición de Diego de Rojas a los Chuncos, al mando de Francisco Villagra. Venían allí capitanes de gran valor como el propio Villagra, Jerónimo de Alderete, Juan Jufré, Juan de Cuevas y el clérigo Rodrigo González Marmolejo. De Tarapacá la columna puso marcha hacia el sur y llegó hasta la región de Atacama, en donde le esperaba Francisco de Aguirre con un contingente de 25 soldados. Después de permanecer en la región dos meses, la hueste puso rumbo a Copiapó. Llegado a este punto recibió Valdivia un nuevo refuerzo de cerca de 20 personas. En este Valle, tomó el capitán posesión del territorio en nombre de su Majestad y del Marqués Pizarro.

Fundación de la ciudad de Santiago.

En diciembre de 1540, Valdivia se encontraba a la vista del valle del Mapocho, lugar del que sin duda tenía referencias y en donde él pensaba fundar la primera ciudad. La elección del sitio obedeció con toda seguridad a la naturaleza del suelo, sano y fértil, regado por diversas acequias que salían del Mapocho, lo que permitía criar animales y obtener buenas cosechas. Otro de los méritos que tenía el valle elegido era sin duda la situación estratégica favorable que presentaba el cerro Huelén y los dos brazos del río. Desde allí se podría observar los movimientos de los indígenas del valle y se podría presentar resistencia frente aun eventual ataque. El 12 de Febrero de 1541 decretó don Pedro de Valdivia la fundación de la ciudad, que recibió el nombre de Santiago del Nuevo Extremo.

Se ordenó al recién nombrado Alarife, don Pedro de Gamboa, delinear el trazado de la ciudad, siguiendo los dictados de las ordenanzas reales que existían para el efecto: éstas determinaban la configuración de un plano cuadrado, llamado Damero o Tablero de Ajedrez.

Durante los primeros días de la conquista, se hizo circular profusamente entre los indígenas, la noticia de la muerte del Marqués Francisco Pizarro. Los españoles de Chile, creyendo la información, pensaron que la guerra civil había estallado. Como hasta entonces los poderes de Valdivia sólo emanaban de Francisco Pizarro, el cabildo llamó a una asamblea extraordinaria. Esta asamblea lo eligió Gobernador y Capitán General en nombre de su Majestad.

El primer levantamiento indígena

La necesidad de mantener la conquista, atrayendo gentes y pertrechos de guerra desde el Perú, hicieron pensar a Valdivia que era necesario extraer oro de la tierra y sus esfuerzos se encaminaron hacia ese fin. Así puso en marcha los lavaderos de oro de Marga-Marga. Paralelamente a los trabajos de extracción, Valdivia ordenó construir en las playas de Concón un barco. Meses más tarde, los trabajos debieron ser suspendidos, pues los indígenas cayeron sobre ambas obras y mataron a los españoles. La rebelión cundió rápidamente. Valdivia se dio cuenta que pronto sería atacado por la totalidad de los indígenas del Aconcagua, Mapocho y Cachapoal y creyó conveniente dispensar las concentraciones de los naturales, antes de que éstas se hicieran una sola. Con este propósito, marchó al Cachapoal con cerca de cien soldados. En Santiago, quedaron 50 soldados a las órdenes de Alonso de Monroy. Al darse cuenta los indígenas, comandados por el Toqui Michimalongo, de la escasa guarnición que tenía la ciudad, cayeron sobre ella en septiembre de 1541. El objetivo era liberar a los caciques que Pedro de Valdivia mantenía presos y dándose cuenta de ello, doña Inés de Suárez, corrió al lugar que servía de cárcel y espada en mano, les cortó las cabezas y las arrojó a los indígenas, eliminando con ello el objeto del ataque. Sin embargo, la ciudad ya estaba completamente en ruinas.

Pedro de Valdivia regresó a Santiago y ordenó la reconstrucción de la ciudad. Pero la falta de alimentos se hizo cada vez más angustiosa para los españoles. Por este motivo, Pedro de Valdivia decidió enviar algunos emisarios a Perú, con la misión de conseguir ayuda. Éstos llevaron consigo todas las piezas de oro para atraer el socorro tan esperado.

Los esfuerzos llegaron mucho tiempo después, en 1543, en la nave El Santiaguillo. Después arribaría Juan Baustista Pastene, el que dio a Valdivia la noticia de la insurrección de Gonzalo Pizarro contra el propio monarca español, Carlos V. Éste había enviado a don Pedro La Gasca al Perú, con la misión de pacificar el territorio. Valdivia, ante estos sucesos, decidió viajar al Perú, para ponerse a las órdenes del Rey. Allí combatió entonces contra los pizarristas insurrectos. El virrey La Gasca, en compensación, confirmó a Valdivia en su cargo de Gobernador de Chile, fijándole como límites de su gobernación los paralelos 27° L.S y 41° L.S. y 100 leguas de mar a cordillera.

La exploración del Territorio

Pedro de Valdivia inició, una vez que dispuso de los recursos necesarios, la exploración del territorio y la fundación de ciudades para asentar el dominio.

Exploración de la costa por Juan Bautista Pastene, 1544. Valdivia, una vez en nuestro territorio, encomendó a Juan Bautista Pastene la exploración de la costa sur del territorio. Para eso lo nombró teniente del Capitán General en el mar. Pastene llegó hasta la Bahía San Pedro, y en su viaje de regreso descubrió los ríos Valdivia y Bío-Bío, en 1544.

Exploración del extremo austral. Francisco de Ulloa y Francisco Cortés. 1553. Pedro de Valdivia no quedó conforme con la expedición de Pastene, ya que lo que deseaba era el dominio en la parte austral del territorio, por lo que decidió enviar a Francisco de Ulloa y a su ayudante F. Cortés a explorar dicha región. Sólo lograron navegar por el Estrecho en el sentido inverso al realizado por la expedición de Magallanes.

Fundación de ciudades. El esfuerzo fundacional hispano.

La Serena, 1544. Valdivia encomendó a Juan Bohón la fundación de una ciudad al norte del territorio. Juan Bohón al explorar la región determinó un área cercana a la costa, donde fundó La Serena. Poco tiempo después, la ciudad fue destruida por un ataque de los indígenas de la región, pero fue nuevamente reconstruida por Francisco de Aguirre.

Concepción, 1550. Valdivia partió de Santiago con un grupo de españoles e indios con destino al sur. En la región del río Bío-Bío fue atacado por los araucanos en el combate de Andalién. Valdivia retrocedió y se instaló en lo que es hoy la ciudad de Penco y allí fundó Concepción en 1550. Con esto, pudo controlar los lavaderos de oro de Quilacoya y Talcamávida.

La Imperial, 1552. Pedro de Valdivia siguió el viaje al sur y en el lugar en que se encuentra hoy Carahue fundó la ciudad de La Imperial, en 1552. Le dio este nombre por unas águilas (seguramente eran cóndores) que pendían en los frentes de las rucas de los araucanos.

Valdivia, 1552. La expedición se dividió y un grupo quedó al mando de Valdivia y otro, de Alderete. El grupo de Valdivia continuó su viaje hacia el sur y en los márgenes del río Calle-Calle, fue fundada esta ciudad.

Villarrica, 1552. El grupo dirigido por Jerónimo de Alderete recibió la misión de fundar una ciudad en las cercanías del lago Mallalauquén. Se le dio el nombre de Villarrica, debido a los comentarios de la existencia de minas de oro y plata difundidos por los indígenas.

Fundación de Fuertes.

Al fundar la ciudad de Valdivia, don Pedro decidió regresar. En su viaje de regresó fundó tres fuertes: Arauco, Tucapel y Purén.

Otras ciudades:

Los Confines, 1553. Valdivia para dejar asegurado el dominio español en la región de la Araucanía que sirviera de enlace con el espacio ya pacificado, fundó Los Confines, cerca de la actual Angol. Valdivia deseó extender su territorio y envió a Alderete a España a solicitar los títulos de dominio sobre el Estrecho.

Santiago del Estero, 1553. Valdivia, queriendo extender la dominación española al otro lado de Los Andes, encargó a Francisco de Aguirre la fundación de esta ciudad

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Término del gobierno de Pedro de Valdivia.

Pedro de Valdivia se confió al creer que con la fundación de ciudades había logrado asentar el dominio español en Chile, pero los indios araucanos estaban muy lejos de dicha apreciación. Además, un error de nuestro conquistador fue fundar las ciudades muy distanciadas entre sí.

En 1553, los mapuches atacaron nuevamente a los españoles. Ahora estaban dirigidos por un hábil estratega: el Toqui Lautaro. Gracias a su plan de ataque, lograron triunfar sobre los españoles en Tucapel. En este ataque tomaron prisionero a Valdivia y le dieron muerte.

Anarquía tras la muerte de Valdivia: la lucha por la sucesión al poder.

Después de conocerse la muerte de Valdivia, se abrió su testamento. En él se establecía que el sucesor en el mando debía ser Jerónimo de Alderete y en caso de ausencia de éste, debía asumir Francisco de Aguirre. Al momento de abrirse el testamento, ambos se encontraban ausentes. Ante dicha situación, los cabildos del sur nombraron a Francisco de Villagra.

Asumido su cargo, Villagra salió al encuentro de Lautaro en la batalla de Marigüeñu en 1554. El triunfo fue para los araucanos.

La situación de los españoles resultó agravada por las pugnas internas entre Villagra y Aguirre, quien había regresado de Tucumán, y que reclamaba su derecho a asumir como gobernador. En el intertanto, y sin que en Chile se tuviera conocimiento de ello, el Rey había nombrado para ese cargo a Alderete, quien, sin embargo, murió en el camino.

La ofensiva de Lautaro y su fin en Peteroa, 1557.

La rebelión de Lautaro se guiaba por un plan que consistía en avanzar hacia Santiago y liberar definitivamente el territorio. Para esos efectos pensaba contar con el apoyo de los indios Picunches, especialmente de aquellos sometidos a la encomienda, a los que pretendía liberar y sumar a su ejército. Sin embargo, el plan no pudo culminar exitosamente. Con pocos guerreros araucanos, Lautaro fue sorprendido en su campamento de Peteroa en Abril de 1557, encontrando la muerte.

Al mismo tiempo, para terminar las disputas entre Villagra y Aguirre, el Virrey del Perú Andrés Hurtado de Mendoza relevó a ambos de sus cargos y envió a su hijo García Hurtado con el título de Gobernador de Chile.

El gobierno de García Hurtado de Mendiza.

Bajo el gobierno de Hurtado de Mendoza, la situación de la gobernación cambió sensiblemente. Chile pasó de la extrema pobreza de los primeros días, a una pobreza soportable. Los gastos de la expedición fueron amortizados con las cajas reales del Perú y ya no fue necesario destinar el oro de los lavaderos para los costes de la guerra: este preciado metal fue empleado entonces para comprar los artículos indispensables de la vida de los conquistadores.

Como ya sabemos, García Hurtado llegó con un séquito impresionante y esto atrajo a varios mercaderes y trabajadores. Por otra parte, el rendimiento de los lavaderos aumentó considerablemente. Se descubrieron minerales auríferos en Osorno y en Madre de Dios, cerca de Valdivia, y se pusieron en explotación los de Quilacoya, en Concepción. La población aumentó en gran medida con los cuatrocientos cincuenta soldados y marineros que acompañaron a don García y la venida de nuevas mujeres españolas aportaron un poderoso contingente a la vida familiar. El aspecto de las ciudades también cambió. Se construyeron numerosos templos, se levantaron nuevos solares y en cada ciudad se levantó un hospital. En Santiago, se destinaron nuevas rentas para el Hospital San Juan de Dios, fundado por Valdivia.

Los últimos gobernadores del siglo XVI

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Los sucesores de Hurtado de Mendoza pertenecieron al grupo de los primeros conquistadores. Fueron ellos Francisco de Villagra, Pedro de Villagra, quienes fallecieron prematuramente, y Rodrigo de Quiroga. En 1567 el gobierno de Chile fue confiado por Felipe II a la Real Audiencia, Supremo Tribunal Judiciario. Se fijó su residencia en Concepción a objeto de que desde allí dirigiese la guerra de Arauco. Este organismo fracasó en la dirección militar y el mando recayó en su Presidente, el doctor Melchor Bravo de Saravia. El gobierno de Bravo fue fecundo en calamidades, como las sucesivas derrotas a manos de los mapuches y el gran terremoto que destruyó Concepción, en 1570.

Rodrigo de Quiroga reemplazó luego a Bravo de Saravia. Con él prosiguieron los desastres, como otro gran sismo que destruyó importantes ciudades del sur: Villarrica, La Imperial, Osorno, Valdivia y Castro; una nueva insurrección mapuche dirigida por el mestizo Alonso Díaz, y la aparición de los corsarios ingleses en el Estrecho de Magallanes. Luego le sucede el interinato de Martín Ruiz de Gamboa, quien fundó -hacia 1580- en la ribera norte del río Itata la ciudad de San Bartolomé de Chillán.

Entre 1583 y 1592, Chile tuvo un nuevo gobernador llamado Alonso de Sotomayor. Éste estimó que la pacificación no podría realizarse mientras no se contase con un numeroso Ejército de Línea. Solamente pudo vencer a las bandas del mestizo Díaz.

El sucesor de Sotomayor fue don García Oñez de Loyola. Oñez mandó fundar la ciudad de Santa Cruz, cerca de la confluencia del Bío-Bío con el río Laja (1594). Como el Toqui Pelentaro organizase una formidable insurrección, marchó contra él. Sin embargo fue sorprendido y muerto con casi todos sus acompañantes en Curalaba, a orillas del río Lumaco: era el año de 1598.

La insurrección se extendió por todo el sur. Las ciudades fundadas en tiempos de la conquista fueron tomadas y abandonadas. El siglo XVI dejaba a Chile en la más espantosa situación: sólo desastre y miseria. Cayeron Valdivia y Santa Cruz en 1599; La Imperial y Angol en 1600, Villarrica en 1602, Osorno y Arauco en 1607.