miércoles, 28 de marzo de 2007

Módulo 4: Historia de Chile



PROCESO DE EMANCIPACIÓN NACIONAL: INDEPENDENCIA DEL PODER MONARQUICO ESPAÑOL (1810-1823)

Chile hacia 1810

A comienzos del siglo XIX la ocupación efectiva del territorio comprendía desde La Serena –por el norte- hasta el río Biobío -por el sur-frontera que separaba las áreas de influencia hispana y mapuche, la cual había sido establecida a fines de la Conquista(1598) como una de las consecuencias del Desastre de Curalaba.

No más de 800.000 habitantes poblaban del reino, siendo mestizos la mitad de esta cifra, aproximadamente. Rebasaban los criollos en número a los 20.000 españoles y a los 20.000 negros, zambos y mulatos, de los cuales alrededor de 5.000 eran esclavos ocupados especialmente en labores domésticas. La estructura social estaba constituida en torno a la tierra, propiedad, fundamentalmente, de doscientas familias criollas, que conformaban el sector social dominante, reforzado por gentes procedentes del comercio y de la minería. El crecimiento de la agricultura y de la exportación de cereales al Perú, había aumentado las demandas de mano de obra y la hacienda contrataba a sus trabajadores para reducirlos a la situación de dependientes vinculados, cediéndoles lotes de terreno a cambio de pago en moneda o especies, pero sobre a cambio del trabajo personal en la hacienda. Eran éstos los inquilinos, mestizos en su mayoría, y en menor grado, castas y blancos pobres. Los esclavos negros, aparte de ser caros, eran empleados como mozos o artesanos.

Desde unos cincuenta años antes de 1810,los criollos mantenían una constante oposición a los impuestos imperiales y aspiraban, además, a controlar toda la burocracia en Chile donde las oportunidades para hacer carreras eran reducidas. Pese a que tenían cada vez más cargos públicos en el mundo hispánico, deseaban para sí todos los cargos públicos del país.

Las exigencias de los criollos revelaban su sentido de identidad con su suelo natal; asimismo la autoconciencia regional se expresó en la literatura chilena donde autores como Juan Ignacio de Molina y Gómez de Vidaurre escribieron con orgullo sobre la historia, la naturaleza y las gentes de su patria.

La clase más pudiente de la sociedad chilena fue la que hizo la revolución de la Independencia. Era la clase mejor organizada, consciente de su fuerza, amante de su país, y en ella había comenzado la agitación. La mayor parte del cuerpo social sin educación, despreocupado y viviendo ligado a la aristocracia por diversos vínculos e intereses, no podía ser el elemento que llevara a cabo esta empresa tan delicada. Sin embargo, es necesario aclarar que hacia 1810 la fidelidad al monarca cautivo(Fernando VII)que profesaban una mayoría de criollos ya fuese por hábito, por convicción o por inercia era incuestionable, el ejemplo más manifiesto de esta situación es el Acta de la Primera Junta Nacional de Gobierno.

Tradicionalmente el proceso de Independencia Nacional ha sido subdividido en tres etapas, ellas son:

La Patria Vieja: Comprende desde la realización de la Primera Junta Nacional de Gobierno(18 de septiembre de 1810)hasta la derrota del ejército patriota en el Desastre de Rancagua(1 y 2 de octubre de 1814).

La Reconquista: Se extiende desde el ya mencionado desastre hasta la liberación de Santiago por parte del Ejército libertador de los Andes en la Batalla de Chacabuco (12 de febrero de 1817).

La Patria Nueva: Se refiere al gobierno de O’Higgins(1817-1823)en el cual se logra la independencia definitiva de nuestro país.

Factores que facilitaron el proceso de Emancipación Nacional.

Factores externos

La Independencia de los E.E.U.U. La independencia de las colonias inglesas de Norteamérica y la organización de los Estados bajo un sistema constitucional, fueron vistos por algunos criollos cultos como un ejemplo de lo que podría ocurrir en los dominios de España.

Muchas de las nuevas ideas políticas sobre los derechos de los ciudadanos, libertades públicas y régimen representativo fueron puestos en práctica en los E.E.U.U. y demostraron de una manera clara la posibilidad del sistema republicano.

La influencia de las ideas de la Ilustración: El espíritu crítico y reformista de la Ilustración que influyó en numerosos criollos americanos debe considerarse como un factor que ayudó a socavar la legitimidad monárquica. Las obras de Voltaire, Rousseau y Montesquieu pese a la prohibición de las autoridades españolas llegaron hasta América con frecuencia. A pesar de su circulación reducida, ejerció decisiva influencia en personajes muy importantes como José Antonio de Rojas, Manuel de Salas, Fray Camilo Henríquez, José Miguel Infante, etc.

Las ideas de limitar el poder absoluto y los derechos del pueblo frente a la monarquía, como el nuevo principio de legitimidad basado en la soberanía popular abrieron los ojos a los criollos y los prepararon para una gradual pero definitiva ruptura con el orden monárquico.

La Revolución Francesa : Constituye otro ejemplo de la puesta en práctica de las nuevas ideas políticas. El término de la monarquía y de todo el régimen que la sustentaba, y la participación del pueblo en asuntos públicos, llamó poderosamente la atención del mundo. El súbdito se transformo en ciudadano, y el dogma del origen divino del poder real fue reemplazado por el principio de la soberanía popular.

Factores Internos

Rivalidad entre criollos y españoles: Entre estos dos sectores se generó una constante pugna por los cargos públicos. La amplitud alcanzada por los criollos y su influencia dentro de la sociedad corrió a parejas con el deseo y la necesidad de ocupar puestos, especialmente en los niveles superiores. Estos propósitos chocaban con la preferencia otorgada a los españoles. De esta manera, a pesar del nombramiento de criollos en diversos cargos, la proporción era mucho mayor a favor de los peninsulares, causando resquemores, como en el caso del cargo de gobernador, éste estuvo invariablemente en manos de los españoles, lo que hacía patente la desigualdad y desconfianza hacia el elemento criollo.

Para la aristocracia criolla el mando de la colonia era una especie de necesidad perentoria dados elementos de riqueza, poder social y cultura que había alcanzado y que habían creado en ella conciencia de grupo rector. Consideraban al elemento hispano como foráneos causantes del retraso americano.

La postración económica: En el ámbito económico, dado el rol abastecedor de materias primas y metales preciosos asignados por la Corona a sus posesiones ultramarinas, éstas constituían también el mercado donde la metrópoli colocaba sus manufacturas. A todo lo anterior se le suma el monopolio comercial que España mantenía con sus colonias, lo que contribuía a su postración económica.

Causa inmediata o factor detonante

La prisión de Fernando VII(1808-1813)a manos de Napoleón.

De la crisis monárquica de (1808) a la instalación de la Primera Junta Nacional de Gobierno(1810)

Sucesos en España: En su lucha por lograr el dominio de Europa, Napoleón decretó en 1806 un bloqueo comercial a Inglaterra, su principal enemiga, este bloqueo no fue acatado por Portugal. Fue entonces cuando Napoleón decidió someter a la nación insubordinada y para ello solicitó autorización al rey de España para cruzar aquel país e invadir Portugal.

España ligada a la política napoleónica, accedió. En pocos meses los franceses sometieron a Portugal y continuaron introduciendo tropas en España. Napoleón, aprovechando el desgobierno causado por la ineficacia del rey Carlos IV, más las corruptelas de la familia real y la corte, planificó un golpe de Estado contra sus antiguos aliados.

La presencia de tropas francesas, la corruptela gubernamental y su desprestigio, motivaron el descontento del pueblo español, el cual se expresó a través del Motín de Aranjuez en marzo de 1808.Esta situación obligó a Carlos IV a abdicar en la persona de su hijo Fernando VII nuevo rey de España ,el cual era mirado con simpatías por el pueblo y considerado la esperanza regenerativa para España. Sin embargo. el nuevo monarca va ser atraído por Napoleón, quien a través de engaños y presiones en el episodio conocido como La entrevista de Bayona lo hace abdicar de su corona y una vez en sus manos Napoleón le entrega el trono de España e Indias a su hermano José Bonaparte, mientras Fernando VII permanece cautivo en la villa de Bayona Francia, de donde será liberado recién en 1813,año en que comienza el fin de la era napoleónica.

Esta situación provocó la sublevación general del pueblo español contra los franceses, comenzando así una lucha desordenada contra las pretensiones bonapartistas. Para reemplazar al rey ausente (Fernando VII)y hacer frente a la acefalía del gobierno -conforme a la antigua tradición medieval española-en cada ciudad se formó una junta gubernamental provisional que tomó el mando a nombre del rey. La necesidad de coordinar la acción gubernativa y la resistencia contra los franceses, pronto determinaron que las juntas locales conformaran la denominada Junta Central con sede en Sevilla(1808).

La prisión de Fernando VII, al dejar acéfalo el gobierno en España y América, planteó un difícil problema político que dividió-a grandes rasgos-las opiniones de criollos e hispanos. Para éstos últimos, la Junta Central poseía autoridad sobre el territorio peninsular y también sobre el americano, y por lo tanto, debía gobernar tal como el monarca, cuya autoridad representaba. Para los criollos, por el contrario, los dominios americanos constituían reinos apartes, unidos a la persona del rey de España; la base de este argumento radicaba en el hecho que la Corona de Castilla había recibido directamente del Papa la soberanía del nuevo continente tras el descubrimiento hecho por Colón.

De acuerdo a lo anterior la tesis central por la cual los criollos no aceptaron los dictámenes de la Junta central se refiere a lo siguiente : “En ausencia del rey, los pueblos americanos no debían obediencia al pueblo español, ni tampoco a la Junta creada por éste, sino que debían conformar su propio gobierno que mandase a nombre del rey cautivo hasta el día en que Fernando VII fuese restaurado en el trono.

Sucesos internos que gatillaron el malestar en Chile

El mal gobierno de García Carrasco

Frente a los sucesos acaecidos en España, en nuestro país se vivía una complicación adicional. El mando de la Capitanía General de Chile era ejercido entonces por el Gobernador Francisco Antonio García Carrasco. A comienzos de 1808 había sucedido en el mando al querido andaluz Luis Muñoz de Guzmán.

La oculta participación de García Carrasco en la captura de la fragata inglesa “Scorpión“ barco de contrabando, hicieron muy impopular al nuevo gobernante, quien, en dos años de gobierno, se gano la animadversión de la Real Audiencia, el Cabildo de Santiago, la Universidad de San Felipe y la aristocracia criolla. A no dudarlo García Carrasco era el menos indicado para gobernar Chile en las difíciles circunstancias por las que pasaban España y sus colonias.

Con el transcurso del tiempo y la llegada de las noticias que daban cuenta de los sucesos en la península, no sólo corrieron rumores respecto al deseo de los criollos de establecer una Junta, sino también de algunos que hasta proyectaban, lisa y llanamente, la plena independencia. En diversas tertulias de Santiago y Concepción se comentaban estas ideas.

Hacia fines de 1809, dos particulares fueron arrestados por expresar opiniones subversivas, aunque no se les castigó severamente. No obstante, en Abril de 1810, el Virrey del Río de la Plata informaba al gobernante de Chile que en el país había grupos partidarios de la independencia total.

Los rumores de sedición movieron a García Carrasco a dictar medidas de vigilancia. En este contexto, el 18 de mayo ordenó indagar en la conducta de connotados ciudadanos de Santiago, José Antonio de Rojas, Juan Antonio Ovalle y Bernardo de Vera y Pintado. Los tres fueron arrestados el 25 de mayo y enviados a Valparaíso, para, desde ese puerto esperar ser embarcados a Lima para ser juzgados. La aristocracia criolla de Santiago reaccionó indignada; por medio del Cabildo -su principal órgano de expresión- elevó una representación al gobernador pidiéndole la puesta en libertad de los apresados.

Enterado un mes más tarde del establecimiento de una Junta de Gobierno en Buenos Aires, García Carrasco ordenó en forma irrevocable que los tres presos fuesen enviados a Lima en el primer buque que saliese de Valparaíso.

La precipitada acción gubernamental provocó la indignación sin límites, de la aristocracia santiaguina: el Cabildo llegó a planear, incluso, el derrocamiento del gobernador por la fuerza e instituir en el acto un gobierno nacional.

Sin embargo, alarmada la Real Audiencia, por el cariz que tomaba la situación, donde por las noches patrullas capitaneadas por alcaldes del Cabildo recorrían las calles de la capital como si se tratara de defender a los vecinos más caracterizados de nuevos golpes de autoridad, se adelantó a éste y persuadió al gobernador que dejase el mando como el único medio de poner fin a la agitación y afianzar la autoridad real en Chile. García Carrasco accedió(16 de julio de 1810) y el gobierno fue entregado a Mateo de Toro y Zambrano-conde de la Conquista-brigadier de milicias, y criollo octogenario muy apreciado.

Formación de la Primera Junta Nacional de Gobierno

La caída del gobernador español contribuyó a darles confianza a los criollos pero la calma que siguió al reemplazo del gobernante fue solamente un pasajero intermedio. Hasta entonces, el propósito de formar una Junta de Gobierno era idea de algunos; mas, las ideas esparcidas por los más audaces y las noticias que llegaban desde España dando cuenta de la reducción, día a día, de su territorio libre a una pequeña área en el Sur de la península, debido al avance napoleónico, prepararon el camino para la formación de una Junta Gubernamental.

Dentro del país, por esos días, circuló una proclama titulada “ Catecismo político cristiano “,firmada con el pseudónimo José Amor de la Patria. Difundir nuevas ideas políticas, señalar lo negativo del régimen colonial, e impulsar la formación de un gobierno propio, fueron los propósitos del escrito.

A principios de Septiembre de 1810 los planes de los juntistas se hallaban avanzados. El Cabildo de Santiago, compuesto fundamentalmente por regidores criollos, era el principal promotor de esos planes. Sin embargo, les era necesario actuar rápido: el nombramiento por parte de la regencia de Francisco Javier Elío, como gobernador permanente de Chile, quien era señalado como realista intransigente, no presagiaba tranquilidad. Igualmente el Gobernador Toro y Zambrano había cedido a las presiones de la Real Audiencia y a despecho del Cabildo, reconoció al Consejo de Regencia, instalado en Cádiz(agosto de 1810).

La lucha entre el bando reformista, encabezado por el Cabildo, y el sector absolutista, dirigido por la Real Audiencia, alcanzó en septiembre su punto culminante. Alegando la inquietud reinante en la ciudad y la necesidad de aclarar la situación política existente, el Cabildo logró del conde de la Conquista la realización de Cabildo abierto al que concurrirían-aparte del gobernador y el municipio-un representante de cada institución y cuatrocientos vecinos de los más destacados.

El 18 de septiembre de 1810 se reunió el Cabildo abierto, en la Sala de Reuniones del Tribunal del Consulado. El Gobernador Mateo de Toro y Zambrano inició la reunión haciendo entrega voluntaria del mando, e hizo presente por intermedio del secretario Argomedo, que tomaba aquella determinación para que se decidieran los medios de “quedar seguros, defendidos y eternamente fieles vasallos del más adorable monarca Fernando “.

Posteriormente tomó la palabra el procurador del Cabildo de Santiago José Miguel Infante y en nombre del vecindario que le tocaba representar legalmente, apoyó razonadamente la creación de una Junta. A su juicio, conforme a las antiguas leyes de la monarquía española, correspondía crear cuerpos de regencia en ausencia del soberano, tal como lo hicieron las provincias españolas al formar Juntas de Gobierno. Además, el Consejo de Regencia había declarado que América era parte integrante de la monarquía, con los mismos derechos del pueblo español y subsecuentemente, ostentaba iguales ostentaba iguales derechos para formar Juntas. Infante señaló los inconvenientes de los gobiernos unipersonales y el peligro de que llegara a Chile un gobernador ya designado en España. También postuló la necesidad de establecer en el reino la plenitud de las funciones gubernativas, debido a que por las circunstancias del momento, el Consejo de Regencia atendía solamente los asuntos de guerra.

Finalizado el discurso, la concurrencia pidió a voces la formación de una Junta, existiendo acuerdo unánime, puesto que la gran mayoría eran criollos projuntistas. Se designó a sus miembros :

Presidente : Mateo de Toro y Zambrano, conde de la Conquista.

Vice-Presidente : José Martínez de Aldunate, Obispo de Santiago.

Vocales : Fernando Márquez de la Plata; Juan Martínez de Rozas; Ignacio

de la Carrera; Francisco Javier de la Reina y Juan Enrique Rosales.

Es importante aclarar que una vez constituida la Junta Gubernativa del Reino de Chile, El Acta de su instalación declaraba firmemente que Chile se conservaría fiel al Rey Fernando VII.

Los fundamentos teóricos que expusieron los criollos para legitimar su movimiento juntista, fueron los siguientes :

1° Las colonias hispanoamericanas pertenecían a la corona española y no al pueblo español, por lo tanto, no tenían por qué obedecer al Consejo de Regencia.

2° Por cautiverio del Rey, el poder había vuelto al pueblo y éste podía formar el gobierno provisional que durase hasta el regreso del monarca.

3° Las viejas leyes españolas indicaban la forma de crear organismos de gobierno en ausencia del rey y las mismas provincias de España, habían dado el ejemplo estableciendo juntas.

4° Los americanos eran súbditos del Rey y no del pueblo español, por lo cual estaban en condiciones de adoptar las soluciones que estimasen convenientes.

La Patria Vieja

Gobierno de la Primera Junta

El nuevo gobierno, desde los primeros instantes ,se hizo cargo de las tareas que reclamaban urgencia. Adoptó un conjunto de medidas que eran a la vez liberales y cautas. ellas fueron :

- Creación de nuevos cuerpos militares.

- El establecimiento de relaciones con la Junta de Buenos Aires.

- El establecimiento de la Libertad de Comercio con todas las naciones.

Pero, sin duda, su obra más importante fue : La Convocatoria a un Congreso Nacional, al que debería entregar el mando del país. El objetivo del Congreso era establecer una verdadera representación nacional conforme a las nuevas ideas políticas

difundidas en Europa en el curso del siglo XVIII.

Motín de Figueroa

A comienzos de 1811 se llevaron a efecto las elecciones de diputados para el Congreso Nacional, en los diferentes distritos, en asambleas parecidas a los Cabildos abiertos. En Santiago, la elección se retrasó debido al motín que el 1° de abril encabezara el coronel español Tomás de Figueroa. Desbaratada la tropa que le seguía, tras brevísimo proceso, fue condenado a muerte y puesto frente a un pelotón de fusileros en la madrugada del día siguiente del motín. Con motivo de esta delicada situación, la Junta actuó con celeridad impulsada por Juan Martínez de Rozas. Al aplastamiento del motín siguió la disolución de la Real Audiencia, tribunal señalado como centro realista e instigador de la asonada.

El Primer Congreso Nacional

La instalación del Primer Congreso Nacional tuvo lugar el 4 de julio de 1811.En el discurso inaugural se expresaron ideas de soberanía popular y la necesidad de establecer un sistema constitucional para reglamentar el ejercicio de la autoridad. Constituido el Congreso, la Junta quedó disuelta y la suma del poder pasó a la asamblea. Al igual que aquélla, el Congreso ahora dispuso de autoridad legislativa y ejecutiva.

Establecido el Congreso bajo el juramento al rey cautivo, Fernando VII,

Predominaron los diputados leales al monarca y que no sustentaban grandes ideas reformistas. Una pequeña élite era separatista : Rozas ,O’Higgins, Camilo Henríquez, entre otros, formaban parte de ese sector.

Los primeros pasos del Congreso fueron confusos debido ,fundamentalmente, a la inexperiencia y luego a la lucha de poderes que se produjo en su interior.

La tensión entre los miembros radicales(separatistas exaltados), y los elementos moderados, se hizo sentir. El más grave motivo de discordia fue el mayor número de de diputados que Santiago envió al Congreso(12 diputados);número considerado excesivo por los diputados provinciales en general y por el grupo de Rozas, en particular. En agosto, luego de borrascosas sesiones, el sector radical encabezado por Rozas, se retiró del Congreso.

Por aquel entonces los patriotas más audaces, descontentos con la situación existente, concibieron la idea de dar un golpe de Estado. El movimiento tuvo lugar el 4 de septiembre de 1811,dirigido por los hermanos Juan José y José Miguel Carrera, comandante de granaderos el primero y recién llegado de España, el segundo, donde había combatido a los franceses. Apoyados por unas tropas y una muchedumbre, José Miguel Carrera hizo diversas demandas al Congreso, que en el fondo estaban destinadas a cambiar su fisonomía mediante la renovación de alguno de sus miembros, dar mayoría a los criollos avanzados y dar cuerpo a una Junta con más poder que la existente en el seno del Congreso.

De esta forma se constituyó una Junta Ejecutiva de cinco miembros y prontamente se suspendió a algunos diputados y se designó a otros en representación de las provincias. El Congreso “ remozado “ por la acción de Carrera se ocupó de importantes reformas, ellas fueron :

- Creación de la Provincia de Coquimbo

- Creación de un Tribunal Supremo Judiciario

- Dictación de “ La Libertad de Vientre” bajo el auspicio de Manuel de Salas (1811),esta norma estipulaba lo siguiente : la prohibición de introducir esclavos al país y la estipulación de que los hijos de esclavos nacerían libres. Los esclavos en tránsito serían libres si permanecían más de seis meses en Chile. Con lo anterior, no se abolió la esclavitud, pero sí se preparó el camino para su extinción total, años más tarde.

Gobierno de José .Miguel Carrera (1811-1814)

La vida del Congreso se vio turbada por nuevos golpes de estado que terminaron con su existencia. El 15 de noviembre ,José Miguel Carrera dio un nuevo golpe que culminó con su ascensión al poder. El 2 de diciembre el Congreso fue disuelto y a partir de ese momento, el predominio de Carrera fue absoluto, pese a la presencia de dos vocales que con él formaban una Junta de Gobierno.

Durante el período de Carrera-caudillo que tenía la mente puesta en la Independencia total de Chile-comenzaron actuar en favor de la causa libertaria varias influencias importantes: la imprenta fue la más significativa. Precisamente, una de las primeras tomadas por el gobierno fue la adquisición de la imprenta que había traída al país Mateo Arnaldo Hoevel, sueco nacionalizado norteamericano, de ideas liberales y simpatizante de la causa patriota.

Un periodismo embrionario halló cauce con la fundación del primer diario chileno “ La Aurora de Chile”, creado por Fray Camilo Henríquez, decidido defensor de la causa patriota. En este periódico algunos intelectuales divulgaron conceptos de filosofía política, como el de soberanía popular, la facultad de los pueblos de decidir por sí mismos la forma de gobierno que estimasen más convenientes y el derecho de elegir a sus autoridades. Encubierta o abiertamente se preconizó además la Independencia, y se comentaron las noticias más favorables a la causa de la emancipación. Los otros dos periódicos que sucedieron a la “ La Aurora de Chile “ fueron el “Monitor Araucano” y “El Semanario Republicano”,que también por republicanismo separatista. Los nombres de Camilo Henríquez, Bernardo de Vera y Pintado y José Antonio de Irizarri quedaron ligados a la difusión de los conceptos revolucionarios que, a su vez, habrían leído, en obras de autores franceses.

Para simbolizar públicamente los cambios institucionales, fue creada una bandera compuesta de tres franjas horizontales, de colores blanco, azul y amarillo, nuevo emblema que fue exhibido con motivo del aniversario de la Independencia norteamericana.

Una tarea de primera importancia llevada a cabo por el gobierno de Carrera fue la promulgación del Reglamento Constitucional de 1812, elaboración que contó con la participación de diversos intelectuales. El Reglamento reconocía a Fernando VII como Rey (Art. 3°)pero esta declaración era sólo una aparente muestra de fidelidad; ya que inmediatamente después en su Art.5° expresaba lo siguiente: “Ningún decreto, providencia u orden que emane de cualquiera autoridad o tribunales de fuera del territorio de Chile, tendrá efecto alguno y los que intentaren darle valor, serán castigados como reos de Estado”. Este artículo representaba en la práctica un velado intento de Independencia Nacional.

El Reglamento Constitucional de 1812 también establecía que el poder volvía inmediatamente al pueblo en caso de que los gobernantes diesen un paso en contra de la voluntad general.

Diversas garantías individuales se especificaban en las disposiciones del Reglamento:

- Declaraba en su Art. 24 que : “Todo habitante libre de Chile es igual de derecho : sólo el mérito y virtud constituyen acreedor a la honra de funcionario de la Patria”.

Los poderes del Estado residían en una Junta Superior Gubernativa compuesta por tres miembros y un Senado conformado por siete personas. El Ejecutivo no podía resolver ningún asunto grave -declaración de guerra, acuñación de moneda, alterar el Reglamento, otros - sin el acuerdo de este último.

- La libertad de imprenta quedaba consagrada por el Art.23 ; un Reglamento especial la reglamentaría para evitar excesos contra la religión y las buenas costumbres.

Sin duda que las anteriores disposiciones conformaron un cuadro innovador respecto del sistema colonial, basado en el absolutismo monárquico. El Reglamento reconoció los derechos de las personas y se ponía límite al poder de los gobernantes.

Sin embargo, la política de reformas y el ejercicio discrecional del poder por parte de Carrera, hicieron perder la confianza de la aristocracia que no miraba con simpatía al joven caudillo ni a los intelectuales y militares que le apoyaban. Además, el intento de segregar a la Iglesia Chilena de la tutela de Roma al establecer el Art. 1° del Reglamento que “La religión Católica Apostólica es y será siempre la de Chile”,omitiendo la palabra “Romana”,hirió muchos sentimientos religiosos. El descontento no cristalizó en ninguna acción contra el Gobierno, pues pronto comenzó el enfrentamiento contra las fuerzas realistas, el enfrentamiento contra las tropas realistas, enviadas por el virrey del Perú, Fernando de Abascal.

Las Campañas Militares de la Patria Vieja (1813-1814)

En los últimos años de la Patria Vieja, el Virrey del Perú envió tres expediciones realistas contra Chile, las cuales se reforzaron con hombres reclutados en Chile, dándole la calidad de guerra civil a la lucha por que se desató.

Expedición del Brigadier Antonio Pareja

El 26 de marzo de 1813 desembarcó en las cercanías de Concepción, al mando de dos mil hombres reclutados. En Chiloé y Valdivia, con un cuadro de oficiales y soldados procedentes del Perú. Una vez que se apoderó de Talcahuano y Concepción, hizo lo propio con Chillán y extendió sus líneas hasta el río Maule.

Ante la amenaza realista, Carrera se trasladó a Talca a organizar la resistencia contra dicho avance, dejando el Gobierno en manos de una Junta recién designada. A las autoridades locales se les ordenó reunir a la milicia y recoger armas y animales. Bernardo O’Higgins se reunió con Carrera en Talca, colaborando desde el primer momento.

Durante todo el año 1813 la guerra no se decidió, de manera que ningún bando pudo proclamarse vencedor. Los patriotas sorprendieron a los realistas en Yerbas buenas, y aunque no los derrotaron, la desmoralización realista llevó a Pareja a encerrarse en Chillán. Carrera recuperó Concepción y la región, al mismo tiempo que sitió Chillán en invierno, sin lograr desalojar a los realistas. En octubre, una importante división comandada por Carrera fue atacada por cierta noche por los realistas en el vado del Roble, del río Itata; la confusión reinante en las filas patriotas casi las llevó a un desastre de proporciones. En el trance, la brava decisión de O’Higgins, que dirigió la reacción, salvó la situación de una calamidad.

Mientras se desarrollaba la guerra, en Santiago se operaban cambios importantes. La Junta formada por Carrera cambió su fisonomía. Por disposición del Senado, José Miguel Infante, Agustín de Eyzaguirre y Francisco A. Pérez, ciudadanos de prestigio y decididos reformistas, pasaron a componer la Junta. Desde entonces, en las Juntas de Gobierno que funcionaron en todo 1813-seis en total- no figuraron en ellas José M. Carrera ni ningún otro miembro de la familia.

Los asuntos públicos fueron enfrentados con rapidez y decisión por parte de la nueva Junta, la cual se ocupó de cristalizar diversas aspiraciones mantenidas desde la época colonial. Dispuso la creación de escuelas de primeras letras en toda ciudad o poblado de más de 50 vecinos, las que se mantendrían con los fondos municipales. La enseñanza sería gratuita y los materiales de estudio deberían entregarse a los alumnos.

En agosto del año 1813, importantes cambios se introdujeron en la enseñanza secundaria y universitaria. En los planes de estudio se procuró dar importancia a las Ciencias Naturales y a los métodos de experimentación, en lugar de la repetición de memoria. La fundación del Instituto Nacional significó llevar a la práctica los propósitos de impulsar la educación con el respaldo estatal, para lo cual se fusionaron cuatro establecimientos educacionales: La Universidad de San Felipe, el Convictorio Carolino, la Academia de San Luis y el Seminario Conciliar.

“La Aurora de Chile” fue reemplazada por el “Monitor Araucano”, periódico que informaría acerca de los acontecimientos generales y providencias gubernativas. En agosto, un nuevo periódico comenzó a circular, editado por Antonio José de Irizarri: “El Semanario Republicano”. Ambos periódicos impulsaron más abiertamente las ideas de independencia; ya que los sentimientos reinantes habían avanzado en esa dirección, al punto de que la propia Junta de Gobierno desterró de sus decretos la expresión de ser representativa de la soberanía de Fernando VII.

Para entonces, la situación de España se mantenía estacionaria y la causa de los patriotas luchaba por imponerse en diversas latitudes de América. La fidelidad a Fernando VII se fue convirtiendo, para un grupo creciente, en una simple máscara (la máscara fernandina). En cambio, para otros sectores seguía siendo un sentir profundo.

En octubre de 1813 la Junta se trasladó a Talca, pensando en la posibilidad de la paz y hacerse cargo de la situación militar, en general. El 27 de noviembre, removió a Carrera del comando de Jefe Patriota y nombró a O’Higgins en su lugar, quien se había una sólida reputación de habilidad táctica y arrojo personal en el curso de la guerra.

Carrera se resistió a este cambio y O’Higgins vaciló antes de asumir la comandancia. Esta situación marcó el comienzo de la discordia entre estos dos patriotas. Pese a todo, el 1° de febrero de 1814, Carrera comprendió que la unidad nacional era más importante que la pugna personal y ordenó a sus tropas a apoyar a O’Higgins como Comandante en Jefe.

Expedición del Brigadier Gabino Gaínza

A pesar de lo anterior, los problemas distaban mucho de terminar: una segunda fuerza expedicionaria proveniente del Perú, desembarcó en Arauco a principios de 1814. Reforzado con tropas de Chiloé, Gainza dio nuevos bríos a la acción armada contra los patriotas, logrando éxitos importantes. El golpe más relevante fue la caída de Talca, ciudad desde donde la Junta había emprendido presurosa retirada. No se tenían noticias de las fuerzas de O’Higgins y el camino hacia la capital estaba abierto para el enemigo.

Ante la gravedad de la situación, un Cabildo Abierto realizado en Santiago determinó reemplazar la Junta por un Director Supremo, estimando que podría atender con mayor eficacia los problemas bélicos. Para tal efecto, fue designado el coronel Francisco de la Lastra, gobernador de Valparaíso.

Entretanto O’Higgins, después de las acciones de Quilo y Membrillar, logró adelantar a los realistas en su marcha a la capital atrincherándose al Norte de Talca. No obstante, los patriotas estaban exhaustos y desorganizados; además, los realistas estaban mal emplazados y no podían dar un golpe decisivo.

El Tratado de Lircay

En tal estado de cosas arribó a Chile un oficial de marina inglés, James Hillyar, quien con aprobación del Virrey del Perú ofreció de mediar entre las fuerzas que luchaban en Chile. Aceptada su gestión, se negoció y se concertó el 3 de mayo de 1814 un tratado de paz entre los ejércitos patriota y realista, a orillas del río Lircay, cerca de Talca.

El jefe español aceptó llegar a un avenimiento porque era deplorable el estado de su ejército; además ganaba tiempo y podía recibir nuevos refuerzos del Perú. Por su parte, los patriotas se resignaron a llegar a un acuerdo porque la situación interna y externa así lo aconsejaba.

En consecuencia no fue difícil concertar el Tratado de Lircay (1814)

En el se estipulaba lo siguiente:

- El reconocimiento de Fernando VII como soberano de Chile.

- El reconocimiento del Gobierno de la Regencia.

En el intertanto transcurrido entre la aprobación del tratado en Chile y la notificación de los acuerdos de las Cortes, subsistirían en Chile el gobierno patriota y las leyes en vigencia. Un mes más tarde se produjeron el cese de las hostilidades y el abandono de Chile por parte de las tropas realistas.

Ninguno de los dos bandos estaba dispuesto a cumplir el tratado. Los jefes realistas de Chillán rechazaron el tratado y un profundo descontento se apoderó de los patriotas. Carrera, ausente de la escena debido a que había sido hecho prisionero por los realistas poco después que O’Higgins asumió la jefatura militar, pudo escapar y ponerse en camino a Santiago. En la ciudad, algunos grupos adictos a Carrera se apoderaron de los cuarteles y posteriormente derrocaron al Director de la Lastra. Este y muchos de sus colaboradores fueron reducidos a prisión. El 23 de julio Carrera se reinstalaba en el poder como dictador.

Expedición del General Mariano Osorio

O’Higgins, todavía al mando de parte del ejército patriota, repudió a la nueva autoridad y después de fracasar un intento de arreglo avanzó sobre Santiago con 1.500 hombres. El 26 de agosto de 1814 se enfrentó a los 2.500 que le opuso Carrera; el vergonzoso choque en los llanos del Maipo significó un revés -aunque no total- para las fuerzas de O’Higgins. A esas alturas, el Virrey del Perú había repudiado el tratado de Lircay y enviado una tercera invasión a Chile, al mando del General Mariano Osorio, cuyas fuerzas desembarcaron en Talcahuano.

Ante el peligro, sin contar con la desunión y la falta de recursos entre los patriotas, O’Higgins se dirigió a Santiago y se puso bajo las órdenes de Carrera. Los realistas, sin embargo, avanzaron hasta el río Cachapoal; en tanto, la falta de coordinación entre Carrera y O’Higgins daba ventajas a Osorio. Frente al inminente ataque realista, O’Higgins con una división se encerró en Rancagua, a donde ya se había dirigido Juan José Carrera con otro cuerpo similar; Luis Carrera y el cuartel general de José Miguel se mantenían al Norte de dicha localidad.

El 1° de octubre de 1814 Osorio atacó Rancagua, sin lograr vencer a O’Higgins. Al día siguiente, el ataque realista puso en tal trance a las diezmadas fuerzas patriotas, al punto que O'Higgins en un acto de temeridad ordeno romper el sitio y , tras lograrlo, retirarse a Santiago.

El camino a la capital de Chile quedaba sin obstáculos. La Patria Vieja se derrumbó a consecuencia del desastre de Rancagua. Muchos patriotas atravesaron la cordillera para procurar reorganizarse en el territorio del Río de la Plata. Los restos del ejército patriota protegieron la retirada.

Significado de la Patria Vieja

Esta etapa significó la apertura de un nuevo horizonte lleno de posibilidades para el país. Los cambios registrados en diversos aspectos-sobre todo en el político- fueron marcando la ruptura con el pasado.

La idea de nacionalizar el gobierno fue un principio mantenido por todos los gobiernos de la época y se manifestó claramente en el Reglamento Constitucional de 1812, al disponer taxativamente que no habría orden válida en el país procedente del exterior. En la administración de justicia, estuvo presente el mismo principio, al establecer en el país el finiquito de las causas y no tener que apelar a España.

La soberanía popular y el sistema de gobierno representativo fueron principios ejercidos que, con diversas limitaciones, se ensayaron en este período. La existencia de un régimen constitucional fue una importante aspiración criolla, debido a que representaba la institucionalización de las funciones gubernativas y colocaba limitaciones al poder ejercido por los gobernantes, a la vez que consagraba diversos derechos individuales.

El Reglamento Constitucional de 1812 significó un adelanto notable respecto de los derechos individuales, como asimismo el decreto sobre la libertad de imprenta. La idea de la independencia comenzó a difundirse, dándose pasos importantes en ese sentido. Hacia 1810 la idea era oculta esperanza de unos pocos individuos; pero durante la Patria Vieja esa idea fue ganando adeptos. La acción de los intelectuales y políticos-Camilo Henríquez, Joel R. Poinset, etc,- y el Gobierno de Carrera impulsaron las cosas en ese sentido.

Período de la Reconquista española. Repliegue de los patriotas a Argentina

La denominada “Reconquista” se refiere al período durante el cual se restablece plenamente el orden anterior a 1810.

Gobierno de Mariano Osorio

Tres días después de terminada la batalla de Rancagua, las fuerzas realistas comenzaron a penetrar Santiago. Parte fe la población aplaudió el paso de las tropas por las calles; el bajo pueblo, que no entendía el fondo de la lucha, aceptaba al ejército realista, como antes al patriota.

El sometimiento del resto del país no constituyó ningún problema para los subordinados de Osorio. La batalla de Rancagua puso término, al menos en esos momentos. El general victorioso recibió el apoyo de la aristocracia, partidaria de la monarquía en tanto que el estamento social que colaboró con los gobiernos criollos, o que se había mostrado complaciente, se retiró a sus hogares en espera del desarrollo de los acontecimientos.

En los primeros momentos, Osorio demostró un espíritu conciliador, pero la presión de sus consejeros, de los realistas que vivieron los anteriores sucesos y las instrucciones virreinales le llevaron a una política represiva.

Estableció tribunales de reivindicación, ante los cuales debían comparecer las personas a hacerse responsables de sus actos realizados durante los gobiernos patriotas. El documento expedido por los Cabildos, que constituyeron los referidos tribunales, en caso de ser favorable al interesado, le permitía conservar su puesto en caso de ser funcionario público; o bien, le ponía al resguardo de la represión en caso de ser particular. Los tribunales actuaron unas veces con indulgencia, y en otras, con dureza extrema.

Obedeciendo instrucciones del Virrey Abascal, Osorio dispuso la prisión de las personas comprometidas con la causa patriota; también fueron apresados algunos que con desgano habían estado vinculados al ordenamiento anterior. Los soldados del batallón de Talaveras, a las órdenes del capitán Vicente San Bruno, se encargaron de arrestar a las personas señaladas. Los arrestos tuvieron lugar en todo el país.

Los detenidos fueron confinados a diversos puntos de Chile; pero, aproximadamente unos cuarenta, fueron desterrados al Archipiélago de Juan Fernández, donde los inculpados sufrieron una incómoda permanencia durante todo el período. Las prisiones también alcanzaron a personas de modesta condición, lo que contribuyó al aprecio de la causa realista.

Con la intención de castigar a los patriotas y obtener fondos para una escuálida caja real, Osorio estableció una Junta de Secuestros, cuyo objeto fue incautarse de los bienes de los patriotas, administrándolos mediante arriendos, mientras se decidían sus causas. También se implantaron cobros injustos bajo el concepto de préstamos forzosos. Se hicieron listas de las personas más solventes y a cada una se le asignó una suma que debía aportar; los resultados de estas medidas no fueron adecuadas debido a la postración económica del país.

Las injusticias a las que se prestaron las anteriores medidas fueron originando un sordo descontento acallado por la cercana presencia de las bayonetas realistas. En otro aspecto, las realizaciones llevadas a cabo durante la Patria Vieja fueron barridas. La libertad de vientre fue abolida. Respecto del comercio, se estimaron vigentes las leyes más antiguas, al tiempo que se procuró alejar a las naves extranjeras de los puertos chilenos, excepto las inglesas, debido a la lucha anglo-española contra Napoleón. El Instituto Nacional y la Biblioteca Nacional fueron eliminados. La Real Audiencia y la Universidad de San Felipe fueron restablecidas.

Gobierno de Francisco Casimiro Marcó del Pont

A fines de 1815, Mariano Osorio fue reemplazado por un nuevo gobernador, el mariscal de campo Francisco Casimiro Marcó del Pont. Su gobierno continuó la política represiva de su antecesor, provocando problemas con todos los sectores de la sociedad chilena, produciendo insubordinación y la aparición de montoneras.

Prohibió a toda persona trasladarse de un punto a otro del país, salvo con especial permiso de las autoridades; las armas de cualquier tipo debían ser entregadas en el cuartel de artillería. Las fiestas y reuniones populares, las casas de juego y las chinganas fueron prohibidas, con el fin de evitar tumultos, ganándose, de paso, el disgusto del bajo pueblo, puesto que se prohibían costumbres muy arraigadas.

Para cumplir tales disposiciones y mantener el orden, fue creado el Tribunal de Vigilancia y Seguridad Pública. Este cuerpo podía proceder en forma sumaria y verbal contra los acusados e imponerles penas pecuniarias o correctivas, En caso de delitos graves que incluyeran penas mayores, la causa debería pasar al gobierno.

Las actuaciones de este Tribunal fueron odiosas, además que dieron lugar a acusaciones de todo tipo. Las arbitrariedades en que incurrió repercutieron fuertemente en todas las capas sociales.

La preparación del Ejército Libertador de los Andes y la aparición de montoneras

Mientras en Chile Marcó del Pont gobernaba de forma represiva y despótica, del otro lado de los Andes, en la provincia de Cuyo, los patriotas se reorganizaban con la esperanza de alcanzar la libertad para Chile. Aún así no todo anduvo sobre rieles, ya que los roces entre o’higginistas y carrerinos causaron serios problemas. O’Higgins y sus seguidores ganaron la confianza del gobernador de Cuyo; José de San Martín; Carrera, en cambio, no tardó en enemistarse con él, debiendo abandonar el lugar y marcharse a Buenos Aires.

O’Higgins y sus seguidores colaboraron estrechamente con San Martín en la preparación de una fuerza expedicionaria que arrollase a los realistas y diera libertad a Chile. La preparación de dicho ejército demandó desde empréstitos forzosos hasta la creación de talleres locales para atender las múltiples necesidades de la dura empresa.

Poco después del arribo de los chilenos, San Martín comenzó a emplear a los hombres de modesta condición o bien a miembros del ejército para comunicarse con algunos patriotas de Chile. Varios arrieros llevaron y trajeron correspondencia, siendo Manuel Rodríguez -abogado y ex secretario de Carrera- el personaje que más se destacó en las acciones tendientes a obtener información sobre las fuerzas enemigas, y sembrar el desconcierto entre éstas mediante el esparcimiento de noticias falsas.

Los agentes patriotas que llevaron a cabo estas actividades se dieron maña para mantener en un continuo sobresalto a Marcó del Pont y sus fuerzas. El aumento de la represión en Chile alimentó el odio que los grupos modestos del pueblo incubaron contra las autoridades. Solía encontrarse a soldados talaveras asesinados en las calles, o escucharse el grito de ¡Viva la Patria! En los barrios apartados de la capital.

El descontento también se palpó también en las provincias y el campo. En ese ambiente, los agentes patriotas fueron formando montoneras que atacaban patrullas realistas e interceptaban su correspondencia. La persecución de los guerrilleros, en general, fue eficaz.

Ya a comienzos de 1817 la expresión de las montoneras permitió a Manuel Rodríguez apoderarse de Melipilla, repartir al pueblo el dinero de las cajas reales y saquear el depósito de tabacos que funcionaba por cuenta de la Corona. Poco más tarde, otra montonera tomo San Fernando y puso en fuga al jefe realista y a ochenta soldados.

La acción de la guerrilla patriota sirvió, además, para demostrar que el pueblo estaba en contra de la dominación realista y que esperaba la coyuntura precisa para levantarse contra ella. De otro lado, Marcó del Pont dispersó sus fuerzas; pues ignoraba por cuál boquete de la cordillera irrumpiría la invasión preparada desde Mendoza.

Liberación de Santiago

El Ejército Libertador de los Andes contó con 3.600 hombres, mayoritariamente de origen rioplatense. A principios de 1817 comenzaron a salir desde Mendoza las diversas partidas que entrarían a Chile por distintos puntos entre el valle de Copiapó y Curicó. Las dos divisiones principales cruzaron ordenadamente la cordillera al norte de Santiago. Tras concentrarse en el valle de Aconcagua, la fuerza patriota marchó contra los realistas que agrupaban tropas en la cuesta de Chacabuco. En un caluroso 12 de febrero se llevó a cabo la Batalla de Chacabuco, resultando los realistas derrotados. La división de O’Higgins ganó el enfrentamiento antes que el General San Martín y otra división llegasen a auxiliarle.

Al desborde realista siguió la fuga a Valparaíso de Marcó del Pont y casi todos los altos funcionarios más otros personajes de situación que temían represalias patriotas.

Dos días después de la batalla, el ejército vencedor penetraba en Santiago en medio de entusiastas demostraciones de jolgorio del pueblo, vecinos ricos y pobres, a excepción hecha de los realistas, entregándose a diversas manifestaciones de alegría.

El triunfo militar significaba el triunfo de la idea y del sentimiento de la independencia. Ya no era sólo la empresa de un reducido grupo, sino que era un ideal encarnado en todos los estamentos de la sociedad. Se renegaba del pasado colonial y se proyectaban nuevas esperanzas para la Patria.

Período de la Patrina Nueva

Gobierno de O’Higgins

Luego del triunfo de las armas patriotas en Chacabuco, el 12 de febrero de 1817, un Cabildo Abierto reunido en Santiago entrega el mando de la nación, con el título de Director Supremo, a Bernardo O’Higgins. Las acciones gubernamentales de O’Higgins se vuelcan hacia la consolidación de la independencia, puesto que la victoria patriota de Chacabuco no termina con los realistas como expresión militar. Estos, en el curso de 1817, se hacen fuertes en Talcahuano, lugar desde donde mantienen comunicación con el Virreinato del Perú que les proporciona recursos y tropas. Esta ayuda se concreta a fines de 1817con una expedición militar de 3.200 hombres al mando del General Osorio.

En una nueva etapa del proceso independentista, O’Higgins consulta la opinión del país respecto a declarar o no la independencia. Luego de obtener la unanimidad de pareceres por la primera posición, el Director Supremo hace redactar el Acta de Independencia de Chile. Firmada en Concepción, el 1º de enerode 1818 y dada a conocer en Talca el día 2, el texto mencionado en esencia señalaba lo siguiente:

“El territorio continental de Chile y sus islas adyacentes, forman de hecho y por derecho un Estado libre, independiente y soberano, y quedan para siempre separados de la monarquía de España, con plena aptitud de adoptar la forma de gobierno que más convenga a sus intereses”.

La proclamación oficial de la Independencia se realiza el 12 de febrero de 1818. Pese a que la Independencia estaba proclamada, aún hubo de esperarse unos meses para terminar con la fuerza realista en Chile, la que fue derrotada militarmente en la Batalla de Maipú, el 5 de abril de 1818, quedando consolidada la Independencia del país.

La Primera Escuadra Nacional y La Expedición Libertadora del Perú.

Pese a la victoria de Chacabuco y Maipú, la Independencia nacional no estaría asegurada mientras no se dominase en el mar y se aplastara el poder español en el Virreinato del Perú. En base a estos razonamientos, O’Higgins comenzará a implementar una de sus mayores obras como gobernante: la creación de la primera escuadra nacional y la expedición libertadora del Perú, que terminará por dar independencia a ese país.

Secundado por su eficiente Ministro de Guerra, José Ignacio Centeno, O’Higgins emprende la tarea de formar una flota. En el año 1818 se logra equipar regularmente 7 buques. Con ello se establecía la superioridad naval chilena en el Pacífico. Primer Jefe de la Escuadra va a ser Manuel Blanco Encalada.

Chile debió enfrentar solo la formación de la Expedición Libertadora. Préstamos forzosos, rentas de aduanas, requisiciones y la mayor parte del empréstito inglés fueron los medios utilizados para financiar esta expedición, que prácticamente dejó en bancarrota al país. En noviembre de 1818 había llegado al país el destacado marino escocés Tomás Alejandro Cochrane, quien pasó a reemplazar a Blanco Encalada en el mando de la Escuadra. El acto más trascendental realizado por Cochrane antes de zarpar al Perú fue la captura de Valdivia en febrero de 1820.

La expedición al Perú comprendía la formación de un ejército bien equipado y una Escuadra que lo transportara y abatiera el poder español asentado en el Virreinato. El Ejército Libertador quedó formado por 5.000 soldados, en su mayoría chilenos, al mando de José de San Martín, al que se le confiere el título de Capitán General del ejército de Chile. Al mando de la Escuadra iba Cochrane.

Una vez preparada la expedición y bajo bandera chilena, zarpa desde Valparaíso el 20 de agosto de 1820. Formaban la expedición 9 buques de guerra, 11 lanchas cañoneras y 17 buques de transporte. Nunca antes flota más poderosa había navegado en el Pacífico. Luego de desembarcar al ejército, capturarse la fragata “Esmeralda” (buque insignia de la Armada Real del Pacífico) y varias operaciones más, se va a producir la entrada del ejército en Lima, donde San Martín proclamará la Independencia del Perú, el 28 de julio de 1821. De esta manera, Chile contribuía en gran medida a la liberación del Perú, tarea completada más tarde por Simón Bolivar.

Evolución Política e Institucional.

En el aspecto político e institucional, a O’Higgins le corresponderá sentar las bases del nuevo Estado, tarea que tratará de llevar a cabo durante los cinco años que dura su Gobierno.

La organización política que adoptaría el nuevo Estado era uno de los problemas que se debía dilucidar rápidamente. Para O’Higgins el sistema a aplicar debía ser la República, una República fuerte y en orden, con un Estado de derecho que impidiese el despotismo personalista. Sin embargo, esta posición fue modificada con el tiempo, derivando hacia un autoritarismo presidencial con subordinación indirecta del poder legislativo; posición explicada por la inestabilidad post-independencia que hacía imposible la aplicación de una democracia liberal. O’Higgins rechazaba el sistema monárquico como forma de gobierno y los intentos de San Martín y Bolivar para que lo aceptara se encontraron con la reiterada oposición del Director Supremo.

El mando personal y omnipotente que le fue entregado por la ciudadanía fue corto, puesto que duró desde febrero de 1817 a octubre de 1818, y en él, O’Higgins ejerció el poder de acuerdo al “Plan de Hacienda y Administración Pública”. Luego del triunfo patriota obtenido en Maipú, la ciudadanía comienza a exigir la dictación de un reglamento constitucional que estipulase claramente las atribuciones del Director Supremo. Siguiendo estos deseos, O’Higgins nombra una comisión a la cual encomienda la redacción de un proyecto de Constitución Política.

El texto constitucional fue aprobado mediante plebiscito y es promulgado el 23 de octubre de 1818. La Constitución no fija el término del mandato de O’Higgins, entregándole además la totalidad del poder. Se creaba un Senado de cinco integrantes y un Supremo Tribunal Judicial; los miembros de estos dos organismos eran designados por el Director Supremo. Entre los principales artículos de la Constitución de 1818 destacan:

- Título primero: Capítulo primero, artículo 9: No puede el Estado privar a persona alguna de la propiedad y libre uso de sus bienes, sino se lo exige la defensa de la Patria, y aun en ese caso, con la indispensable condición de un rateo proporcionado a las facultades de cada individuo, y nunca con tropelías e insultos.

- Art. 12: Subsistirá en todo vigor la declaración de los vientres libres de los esclavos, dada por el Congreso, y gozarán de ella todos los de esta clase nacidos desde su promulgación.

- Título dos: Capítulo único: La religión católica, apostólica, románica es la única y exclusiva del Estado de Chile.

- Título tres, Capítulo dos, artículo 1º: El Supremo Director, con arreglo a lo que se previene en el artículo 8 de este capítulo, eligirá los vocales del Senado, que serán cinco, y uno de ellos Presidente.

- Título cuarto, Capítulo primero, artículo 1: El Supremo Director del Estado ejercerá el Poder Ejecutivo en todo su territorio. Su elección ya está verificada, según la circunstancias que han ocurrido; pero, en lo sucesivo, se deberá hacer sobre el libre consentimiento de las provincias, conforme al reglamento que para ello formará la potestad legislativa.

El Senado creado por la Constitución, pese a haber sido designado, mantuvo una relativa independencia y en muchas ocasiones se opuso a la omnipotencia de O’Higgins. Las discrepancias entre ambos poderes se fueron ahondando y mayo de 1822 el Director Supremo clausura el Senado y convoca a elecciones de una asamblea legislativa.

Hacia 1822 el Gobierno de O’Higgins se encontraba en una creciente impopularidad política y social. Entre los principales factores que influyeron a este clima se pueden mencionar: su política religiosa, las discrepancias con la aristocracia, la preparación de la Expedición Libertadora del Perú y los elevados gastos que ella provocó; la absorbente influencia que en el parecer del Director Supremo adquirió su favorito José Antonio Rodríguez Aldea, su política constitucional y los cargos que se le hicieron por las muertes de Manuel Rodríguez y los hermanos Carrera.

La asamblea legislativa quedó integrada por 31 miembros y ella se encargó de aprobar la nueva Constitución, redactada por el Ministro de Hacienda Rodríguez Aldea. El nuevo texto constitucional estaba influenciado por la Constitución liberal española de 1812 y recogía algunas disposiciones de la Carta de 1818. Fue promulgada el 30 de octubre de 1822.

La Constitución de 1822 establecía el poder ejecutivo unipersonal, encarando en el Director Supremo, cuya duración en el cargo sería de seis años, con posibilidad de reelección por cuatro años más. El poder legislativo, por primera vez, sería bicameral: un Senado y una Cámara de Diputados.

Entre los principales artículos de la Constitución de 1822, se pueden mencionar:

- Artículo 2: La nación chilena es libre e independiente de la monarquía española y de cualquier otra potencia extranjera: pertenecerá sólo a sí misma y jamás a ninguna persona ni familia.

- Artículo 3:El territorio de Chile conoce por límites naturales al Sur, el Cabo de Hornos; al Norte, el despoblado de Atacama; al Oriente, los Andes; al Occidente, el mar Pacífico. Le pertenecen las islas del Archipiélago de Chiloé, los de la Mocha, los de Juan Fernández, la de Santa María y demás adyacentes.

- Artículo 10: La religión del Estado es la católica, apostólica romana, con exclusión de cualquier otra.

- Artículo 17: El Congreso se compone de dos Cámaras; la del Senado y la de Diputados: se reunirá cada dos años, el 18 de septiembre, teniéndose por primera época la de la actual legislatura de 1822.

- Artículo 80: El poder ejecutivo se servirá por un solo individuo, que se denominará “Director Supremo”.

- Artículo 115: A nadie se le privará de sus posesiones y propiedades y cuando algún caso raro de utilidad o necesidad común lo exija, será indemnizado el valor, a justa tasación de hombres buenos.

La nueva Constitución, lejos de calmar el clima de incertidumbre e impopularidad existente, agravó aún más la situación ya que con ella O’Higgins podía permanecer tranquilamente diez años más en el cargo.

La reacción contra el régimen se va a producir en Concepción, donde el Intendente, Ramón Freire, rechazó el nuevo texto constitucional y marcha con sus tropas a Santiago. En la capital se reúne un Cabildo Abierto, el 28 de enero de 1823, ante el cual abdica O’Higgins, con el fin de evitar una guerra civil.

Obras de su Gobierno.

O’Higgins se preocupó por darle al país una identidad propia, ordenando diseñar la llamada bandera de transición y la bandera actual (1817); se diseña un escudo de armas y se adopta un himno patrio (1820), con la letra de Bernardo de Vera y Pintado y música de Manuel Robles.

Su política social le va a traer serias discrepancias con la aristocracia. En 1817 abolió los títulos de nobleza y retiró los escudos de armas del frontis de las casas con el fin de evitar distinciones de ese tipo. En su reemplazo crea la Legión del Mérito. Siguiendo su política de tolerancia religiosa fundará en Santiago un Cementerio General (1821) y autorizó en Valparaíso el funcionamiento de un Cementerio de Disidentes; con ello se pretende suprimir la costumbre de sepultar a los muertos en las Iglesias, lo que sólo podían hacer los sectores aristocráticos. Otras obras de su administración fueron: creación del paseo de la Alameda, fundación de un mercado de abasto, construcción del canal del Maipo.

Situación Económica

En este período la situación económica del país alcanzará su punto más bajo, convirtiéndose en un verdadero quebranto para los dirigentes de entonces. Como una manera de recaudar fondos, el Director Supremo recurrió constantemente a los préstamos forzosos y a la buena voluntad de los particulares.

Como todos los recursos utilizados para obtener no eran suficientes, O’Higgins decide contratar un empréstito en el extranjero(Inglaterra) misión encomendada, entre otros, al guatemalteco Antonio de Irisarri. El crédito obtenido ascendía a 3.273.265 pesos, con 6% de interés y pagaderos a treinta años. Aproximadamente el 70% de este crédito se ocupará en implementar la Escuadra Libertadora del Perú.

En el ámbito comercial destaca la instalación de almacenes francos en Valparaíso (1819) lugares en donde podían almacenar sus mercaderías los barcos extranjeros que hacían ruta por el Pacífico. El movimiento de buques pasó de catorce barcos en 1809 a 121 en 1821.

Una medida de significación fue el intento de O’Higgins por abolir los mayorazgos; sin embargo, se encontró con una fuerte oposición y el decreto respectivo, dictado en 1818, quedó archivado.

Educación

En el aspecto educacional, durante el Gobierno de O’Higgins destaca la adopción del sistema lancasteriano de enseñanza. Este método descanzaba en la utilización de monitores, papel desempeñado por por los alumnos más destacados, los que debían enseñar a sus compañeros bajo la tuición del maestro. Otras medidas tomadas en el ámbito educacional, destacan:

- Creación de la Academia Militar

- Reapertura del Instituto Nacional

- Reapertura de la Bilioteca Nacional.

Relaciones Internacionales

Desde que O’Higgins proclamara la Independencia, los principales pasos de su política exterior estarán encaminados a conseguir el reconocimiento de la Independencia por parte de los países europeos, principalmente, política iniciada por el propio Director Supremo. Con este fin se envían a Europa las misiones Irizarri y Cienfuegos, respectivamente.

José Antonio Irizarri tenía como encargo principal el reconocimiento de la Independencia y la obtención de un empréstito. En el primer aspecto no le fue bien; en cambio, sí obtuvo un préstamo de parte de Inglaterra en condiciones bastante favorables. El canónigo José Ignacio Cienfuegos tenía por misión ante la Santa Sede de lograr el reconocimiento diplomático de la Independencia y el reconocimiento del derecho de Patronato.

Por su parte, las grandes potencias distaban mucho de apoyar con el reconocimiento prematuro a una nación que todavía no consolidaba su Independencia y organización política. Sin embargo, durante el Gobierno de O’Higgins, dos países reconocerán la Independencia de Chile: Portugal, en 1821 y E.E.U.U., en 1822.

Documentos Históricos

Proclama y Juramento de la Independencia Nacional

“La fuerza ha sido la razón suprema que por más de trescientos años ha mantenido al nuevo mundo en la necesidad de venerar como un dogma la usurpación de sus derechos y de buscar en ella misma el origen de los más grandes deberes. Era preciso que algún día llegase el término de esta violenta sumisión; pero entre tanto era imposible anticiparla; la resistencia del débil contra el fuerte imprimen un carácter sacrílego a sus pretensiones, y no hace màs que desacreditar la justicia en que se fundan. Estaba reservado al siglo XIXI... a la América reclamar sus derechos sin ser delincuentes y mostrar que el período, de su sufrimiento no podía durar más que el de su debilidad. La revolución de 1810 fue el primer esfuerzo que hizo Chile para cumplir estos altos destinos a que lo llamaban el tiempo y la naturaleza: sus habitantes han probado desde entonces la energía y firmeza de su voluntad, arrastrando las vicisitudes de una guerra en que el gobierno español ha querido hacer ver que su política con respecto a la América sobrevivirá al transtorno de todos los abusos. Este último desengaño los ha inspirado naturalmente a la resolución de separarse para siempre de la monarquía española, proclamar su independencia a la faz del mundo. Más no permitiendo las actuales circunstancias de la guerra la convocación de un Congreso Nacionalque sancione el voto público, hemos mandado abrir un gran registro en que todos los ciudadanos del Estado sufraguen por sí mismos, libre y espontáneamente por la necesidad de que el gobierno declarare en el día de la independencia por la dilación o negativa: y habiendo resultado que la universalidad de los ciudadanos está irrevocablemente decidida por la afirmativa de aquella proposición hemos tenido a bien, en el ejercicio del poder extraordinario con que para este caso particular nos han autorizados los pueblos, declarar solemnemente a nombre de ellos en presencia del Altísimo y hacer saber a la gran confederación del género humano que el territorio continental de Chile y sus islas adyacentes forman de hecho y por derecho un Estado libre, independiente y soberano, y quedan para siempre separados de la monarquía de España, con plena aptitud de adoptar la forma de gobierno que más convenga a sus intereses. Y para que esta declaración tenga toda la fuerza y solidez que debe caracterizar la primera acta de un pueblo libre, la afianzamos con el honor; la vida, las fortunas y todas las relaciones sociales de los habitantes de este nuevo Estado: comprometemos nuestra palabra, la dignidad de nuestro empleo y el derecho de las armas de la Patria, y mandamos que con los libros del gran registro se deposite la acta original en el archivo de la municipalidad de Santiago, y se circule a todos los pueblos, ejércitos y corporaciones para que inmediatamente se jure y quede sellada para siempre la emancipación de Chile.

Dada en el Palacio Directorial de Concepción el 1º de enero de 1818, firmada de nuestra mano, signada con el de la nación y refrendada por nuestros ministros y secretarios de Estado, en los departamentos de gobierno, hacienda y guerra.

B. O’Higgins M. Zañartu

H. de Villegas José I. Zenteno